Todas soñamos con tener pestañas largas y pobladas; sin embargo, a veces esto no es posible por nuestro componente genético, o porque podemos estar cometiendo errores a la hora de maquillarnos.
Estos errores hacen que se debiliten y quiebren, haciéndolas aun más cortas o provocando que se caigan. A continuación te decimos cuáles son estos errores para que nunca los cometas.
Mascara a prueba de agua
La formula de la mascara a prueba de agua puede parecer una buena idea para evitar que se corra tu maquillaje; sin embargo, su uso diario puede endurecerlas y hacerlas pesadas y quebradizas, además de que al poner más presión para removerla puedes llegar a jalarlas, lo mejor es usar esta formula solo en ocasiones especiales que realmente lo ameriten.
Usar maquillaje caducado
La mascara no debe durar más de 2 o 3 meses en tu tocador ya que es una fórmula que puede propiciar la aparición de bacterias y podrías terminar con una infección en los ojos. Todos tus productos como delineador, sombras y mascara tienen un límite de vida, el cual debemos verificar por higiene.
Dormir con maquillaje
El dormir con maquillaje acelera el envejecimiento y tapa los poros, en el caso de tus pestañas, la mascara se seca y las hace más susceptibles a quebrarse con la presión de la almohada.
Lava tus herramientas
El cepillo de tu mascara también se debe lavar con un poco de shampoo y agua, esto evitará que se acumulen bacterias que debiliten tus pestañas.
Compartir maquillaje
El maquillaje es algo muy personal que nunca debemos compartir con nadie, no importa que sea una amiga o un familiar y la razón es por que todos tenemos bacterias y anticuerpos diferentes así que aunque pienses que la otra persona es sana, realmente no sabes si puede contagiarte alguna infección, especialmente el área de los ojos es muy delicada y no debemos exponerla a situaciones poco higiénicas.
Usar rizador
El rizador puede ser un gran aliado al hacer parecer nuestras pestañas más largas; sin embargo, para que no las dañe debemos usarlo antes de aplicar la mascara y lejos de la raíz sin aplicar mucha presión.
Con información de Nueva Mujer